Discernimiento Ignaciano
- cuarto A
- 28 may 2018
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Autora: Rose Arriaga
El discernimiento ignaciano es el juicio por medio del cual percibimos e identificamos la diferencia que existe entre varias cosas.
Libertad para elegir lo que más nos conviene y nos conduce al fin para el que hemos sido creados entre el bien y lo mejor.
Lo que se necesita para esto es abrir los ojos para poder ver la realidad, y reconocer una acción, y actuar osea, transformar la situación, se pueden hacer ejercicios espirituales como el principio y fundamento, enmendar el problema, las reglas de discreción de espiritus y reflexiones.
Las personas en el discernimiento necesitan tener las capacidades de saber orar, ver la realidad y tener actitud de humildad.
La persona escoge un camino en libertad, san Ignacio habla de tres tiempos del discernimiento, estos son tres estados espirituales diferentes, cada uno tiene un método propio. El primer tiempo es cuando dios mueve y atrae la voluntad, que sin poder dudar, el alma devota y sigue lo que a lo que es mostrado, el segundo tiempo es cuando se toma claridad y conocimiento por experiencia de consolaciones y por experiencia de discreción por varios espiritus, en este tiempo se consideran las diferentes alternativas y las ventajas de cada una. El tercer tiempo es de tranquilidad el espíritu no se siente agitado se usa libremente para conocer y entender las las opciones posibles.
Ignacio de Loyola situaba el discernimiento en el núcleo de sus conocidos Ejercicios Espirituales. Para él, que se había pasado la vida en “actitud discerniente” para solucionar una de tantas situaciones en las que debía elegir una cosa u otra.

Sin discernimiento, nadie tiene seguridad de caminar los caminos del Señor con un mínimo de fiabilidad, Y entonces sobreviene la equivocación, la frustración y el probable daño a terceros. Discernir es tener garantía de “hacer lo que Dios espera de mí”.
Discernir la voluntad de Dios no significa que el hombre no tenga ningún papel activo en el discernimiento. Al contrario, identificar la voluntad de Dios sobre mi vida es interrogarle sobre mi puesto, sobre mi papel, en el Cuerpo de Cristo. No aquel que me será asignado sin mi intervención o libertad personal, sino aquel en el que yo puedo y deseo tomar para “reproducir los rasgos de Jesús para formar parte de una familia de hermanos“
La espiritualidad ignaciana está profundamente adaptada en el entendimiento de la realidad de nuestra vida diaria, para estar conscientes y atentos a la presencia de Dios en ella. Sólo bajo este estado de consciencia permanente podremos empezar a discernir qué es lo que Dios quiere para nosotros.
Ojala todos pudieramos actuar siempre de la manera que Dios quiere!!!! Creo que es una tarea dificil pero se puede!!!!
Muy buena reflexión hijos, se ven las ganas que le pusieron a su trabajo, que orgullo, espero que pongan en marcha el discernimiento Ignaciano
Muy bien, chavos pongan en práctica el disentimiento Ignaciano ya que le ayudará a estar más cerca con Dios
Así es, el discernimiento ignaciano va más allá de una simple elección, es volcar tu ser para escuchar ese mensaje que tiene Dios para ti e iluminar tus decisiones.
chico si que impresión, me encanta que los pongan hacer este tipo d e trabajo trabajos todos podemos aprender muchisimo, felicitaciones y mucha suerte